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El Síndrome del Hombre Orquesta en las PYMES. Parte 1.

El Síndrome del Hombre Orquesta en las PYMES. Parte 1.

En mis años de universidad tuve un amigo de nombre José. José era una persona muy emprendedora y soñaba con montar un pequeño restaurante y convertirse en un gran empresario.

José consiguió un préstamo en el banco y se decidió a llevar a la vida el sueño de montar su pequeño restaurante en un local cerca de la universidad. La mayor parte del préstamo lo invirtió en la compra de los equipos para la cocina, así como todos los elementos necesarios para echar a andar el negocio.

Pensó que al ubicar el negocio cerca de la universidad, por existir mucho tráfico de personas; los clientes llegarían por si solos y no tardaría en generar abundantes ganancias.

Como los productos que pretendía ofrecer no requerían de mucha preparación, decidió que para ahorrarse recursos e iniciar no tendría necesidad de contratar tanto personal. Así que contrato un cocinero y un ayudante de cocina, y pensó en hacerse cargo de las demás actividades de la empresa.

La primer semana para José fue espectacular. El pequeño restaurante se lleno de muchos clientes; después de todo era la novedad en la zona. Muchos se fueron contentos y comentando que les había gustado mucho la comida, así como prometiendo que regresarían y que lo recomendarían.

José estaba feliz! Se levantaba a las 5:00 am para ir al mercado. Cuando el cocinero y ayudante llegaban, ellos hacían la limpieza de la cocina y le daban a José el inventario disponible. José hacía la limpieza del área donde atendían a los clientes y salía a hacer las compras que fuesen necesarias; y en el transcurso del día las horas se le iban entre hablar con sus proveedores, revisar las ventas del día, atender a los clientes que llegaban, etc.

Con el correr del tiempo, José empezó a notar que aunque tenía movimiento, ya no era igual de fuerte que los primeros días cuando su negocio era novedad. Decidió entonces empezar a visitar los locales de los alrededores para sacar pedidos.

A partir de aquí, José agrego a sus actividades diarias una actividad nueva. Aparte de ir al mercado, hacer la limpieza, revisar el inventario, negociar con sus proveedores, atender a los clientes y revisar las ventas diarias; empezó a salir de su negocio a sacar pedidos y luego tenía que correr a irlos a dejar.

Se dio cuenta que esta acción no le daba los resultados que necesitaba, y que debía sentarse a pensar mejor las estrategias a usar, pero simplemente no le quedaba tiempo. Las actividades operativas le consumían y no podía dedicar ningún momento a hacer una gestión estratégica y analizar que estaba haciendo mal y que debía corregir.

Un par de meses después, lamentablemente los números de José ya no le permitieron continuar con su sueño, y tuvo que cerrar su negocio.

 

El Síndrome del Hombre Orquesta en las PYMES

El caso de mi amigo José es una constante en muchos emprendedores que inician un negocio sin haber planificado bien lo que van hacer, así como el día a día de muchas PYMES que aún permanecen en el mercado; y sin embargo, ambos escenarios se complican más cuando por la necesidad de ahorrar un poco deciden que no es necesario contratar más personal y que ellos harán buena parte de todo el trabajo.

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De acuerdo a Wikipedia, un hombre orquesta se refiere a un músico que es capaz de tocar varios instrumentos al mismo tiempo; haciendo uso de sus manos, pies y varios aparatos mecánicos.

Este término también se ha utilizado en los negocios para hacer referencia a aquellos casos donde el emprendedor o dueño de una PYME le toca hacer todas las actividades que requieren su negocio para hacerlo funcionar.

El problema con esto es que el empresario se recarga de tanto trabajo, que lo consumen funciones operativas; y la gestión estratégica empieza a quedar en la gaveta del escritorio.

 

Efectos Negativos del Síndrome del Hombre Orquesta.

Aunque al principio pareciera que puede ser beneficioso para ti iniciar un negocio con poco personal y haciendo la mayor parte de actividades por ti mismo, existen algunas consecuencias de que te inclines por esta práctica:

  1. Sólo piensas en Vender. Como no hay tiempo para la estrategia, te obsesionas únicamente con la idea de vender. Si te preguntarán que acciones de Marketing haces seguramente no sabrías que decir.
  2. Cero seguimiento a resultados. Puede ser que al principio estabas emocionado con la revisión de tus resultados, pero como el tiempo no te da, te conformas sólo con ver el monto diario de ventas; pero no lo comparas con tus costos. Tampoco sabes si en realidad todos tus productos son rentables. Estas yendo a ciegas.
  3. No conoces  a tus clientes. Estas tan ocupado que tampoco te tomas unos minutos para conocer mejor a tus clientes y saber qué es lo que les gusta de tus productos/servicios, o pedirles retroalimentación; información que sería muy útil para ti.
  4. No hay espacio para la Innovación.
  5. En lugar de ser proactivo, te vuelves reactivo.

Cómo puedes ver, cada uno de estos aspectos tiene un efecto negativo para tu negocio. Te invitamos a estar pendiente de la segunda parte de este artículo, donde hablaremos  sobre cómo puedes evitar este síndrome.

 

Imagen de Cabecera vía: Diseñado por Freepik

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